El aumento de las tensiones en Medio Oriente, especialmente entre Irán, Israel y Estados Unidos, ha puesto nuevamente en alerta a los mercados internacionales. Aunque el precio del petróleo no ha registrado un alza brusca, el riesgo de un conflicto prolongado podría desatar un aumento sostenido del crudo, generando presiones sobre los costos energéticos de la minería.
Un escenario controlado, por ahora
Según explicó Juan Cristóbal Ciudad, analista senior de Plus Mining, “la reacción fue más bien moderada, y eso es una buena señal de que los actores no proyectan una escalada grave”. El experto destacó que el estrecho de Ormuz, por donde transita más del 20% del crudo mundial, no ha sido bloqueado, lo que ha evitado un shock inmediato en el suministro.
Costos mineros aún con buen margen
“El margen actual entre el precio del cobre y el costo operacional sigue siendo saludable”, afirmó Ciudad, indicando que el indicador C1 (costo de caja) ha mostrado una baja desde el año pasado. Factores como la normalización postpandemia y una recuperación de la producción han favorecido una mejor estructura de costos en las faenas.
Otro elemento clave ha sido el precio del oro y el molibdeno, que actúan como subproductos valiosos en las operaciones de cobre. “Eso ayuda a sostener la rentabilidad y a contrarrestar parte del impacto de un petróleo más caro”, explicó el analista en nuestro programa.
Una amenaza latente
A pesar de esta relativa estabilidad, una escalada real del conflicto podría cambiar el escenario en días o semanas. “Si el precio del petróleo sube de forma estructural, eso impactaría directamente en el transporte, la energía y los insumos usados en minería”, advirtió Ciudad.
El sector ha avanzado en contratos de energía renovable, eficiencia operativa y diversificación de abastecimiento, pero la dependencia parcial del petróleo persiste, especialmente en procesos de transporte y operación de maquinaria pesada.
Fuente: Reporte Minero