Entre mayo y junio de 2024, una resolución viceministerial redujo el área de conservación arqueológica de las Pampas de Nasca de 5.633 a 3.235 km², según confirmó una investigación de Cuarto Poder. Pocos días después, se detectaron actividades mineras ilegales en el sector de Poroma, con acumulación de minerales y daños irreversibles a los trapecios y geoglifos emblemáticos de la zona.
Daños visibles en el paisaje arqueológico
Los geoglifos ahora se encuentran rodeados de relaves mineros y caminos clandestinos, situación que un guía local calificó como una afectación difícil de revertir. En áreas declaradas “paisaje arqueológico” por el Ministerio de Cultura se identificaron desechos y rellenos improvisados, reflejando la creciente contaminación que amenaza la integridad del sitio.
La minería ilegal ha generado protestas violentas, bloqueos y enfrentamientos que han dejado muertos y heridos. En Nasca, el turismo y la economía local sufren las consecuencias de esta actividad informal, cuyos actores exigen flexibilizaciones legales para formalizarse sin someterse a controles ambientales ni técnicos.
Operativos y respuesta institucional
La viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa, informó sobre operativos conjuntos con fiscalía y policía que permitieron decomisos y detenciones, aunque reconoció que estas medidas no detienen el avance del daño en el terreno. El municipio de Nasca, por su parte, impulsa mesas de diálogo para buscar soluciones integrales.
Organizaciones locales como alertan que la modificación del polígono de conservación busca legalizar la minería ilegal en zonas arqueológicas, demandando la restauración inmediata del territorio afectado y la defensa del patrimonio cultural.
Fuente: Reporte Minero