Permisología: traba la inversión y el desarrollo minero

Álvaro Merino Lacoste, director ejecutivo de Núcleo Minero

Se debe tener presente que la inversión minera requiere dos conceptos básicos, certeza jurídica y estabilidad en las normas que regulan esta actividad, debido a que se desarrolla en el largo plazo e involucra cuantiosos montos de inversión.

Considero que la atracción de inversiones para la principal actividad económica del país, como es precisamente la minería, es una materia de la más alta importancia. 

A este respecto, es crucial avanzar con rapidez y eficiencia en la normativa que tiene como propósito acelerar el otorgamiento de permisos y dar mayor certeza jurídica a este proceso.

Debemos recordar que, según estudios de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, los permisos para un proyecto minero tardan del orden de 9 años, mientras que para una planta desaladora alcanzan a 11 años, en circunstancias que la minería es precisamente el sector que más invierte en plantas desaladoras. Ello naturalmente se traduce en mayores costos no sólo para las empresas mineras, sino también para el país, pues pierde competitividad. 

Por tanto, es crucial disminuir los tiempos de tramitación de permisos, por lo que este proceso debe tener mayores grados de certeza. Otros países mineros como Canadá y Australia han disminuido el tiempo de tramitación de permisos y son sustancialmente menores a los del país. Chile, por cierto, debe transitar por esa senda.

Además, se debería crear mecanismos de estabilidad jurídica similares a los que establecía la ley de fomento a la inversión extranjera, el llamado estatuto de inversión extranjera. Este instrumento lamentablemente fue derogado el año 2015; en términos de considerar invariabilidad tributaria a la renta. Perú, segundo productor mundial de cobre, mantiene mecanismos de estabilidad jurídica y otorga, entre otros aspectos, invariabilidad tributaria por 10 años.

En síntesis, debemos acelerar el otorgamiento de permisos y dar mayor grado de certeza a este proceso y crear mecanismos de estabilidad jurídica. Si hacemos bien esta tarea daremos un impulso robusto a la inversión y a la producción, de modo tal que la minería volverá a ser un motor de crecimiento y desarrollo, como lo fue en el pasado.

La historia reciente de las últimas tres décadas es clara y precisa, en el sentido que nos muestra que el marco institucional y jurídico de la minería generó confianza, estabilidad y seguridad, elementos claves para atraer la inversión, especialmente en este sector, cuyos proyectos se desarrollan en el largo plazo.

Debemos tener presente que, en este período, la minería jugó un rol clave, atrayendo inversiones, impulsando el crecimiento, abriendo un amplio mercado externo y aportando relevantes recursos financieros para que el Estado pueda desarrollar su labor. Por ello, como país, debemos atraer nuevamente a la inversión para volver a tener una minería pujante y vigorosa.