Los proyectos de desalación en Chile se acercan a los USD 18 mil millones. En la escena minera BHP está a la vanguardia con una estrategia global de manejo de recursos hídricos e hitos como la construcción de la primera desaladora de Sudamérica.
En los últimos 20 años, la desalación de agua de mar en Chile se ha posicionado como una alternativa viable e interesante para diferentes sectores productivos, como la minería, que hoy se ve enfrentada a la necesidad de responder a la creciente demanda mundial por minerales críticos, Esto ha incentivado la búsqueda de fuentes alternativas hídricas que permitan una óptima continuidad operacional y adaptación al cambio climático.
De acuerdo con la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), la minería del cobre en el país utiliza un 37,2% de agua de mar, y los próximos años se vislumbran promisorios para la industria. Si todo avanza a buen ritmo, se espera que en 2034 el uso de agua de mar aumente a 69,8%.
Además, según las cifras que maneja la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades), Chile es el país de América Latina con mayor capacidad de desalinización debido, precisamente, al desarrollo de la minería. Actualmente, el país cuenta con 24 plantas desaladoras en operación, cinco en construcción, tres con calificación ambiental favorable y 17 proyectos en distintas fases de evaluación.
Las proyecciones igualmente se muestran auspiciosas. Según datos entregados en el marco de la Conferencia Anual de Desalinización en América Latina, los proyectos de desalinización suman ya USD 20 mil millones de dólares en Latinoamérica. Solo en Chile, la cifra se acerca a los USD 18 mil millones.
BHP, pionera en desalación
Una de las compañías que se ha transformado en ejemplo a seguir en esta materia es BHP, que en 2006 construyó la primera desaladora en Puerto Coloso, ubicado en la Región de Antofagasta y la primera en Sudamérica. Esto ha permitido a la compañía acelerar y estar a la vanguardia del proceso de transición de la minería al uso de agua de mar.
Once años después de esta apuesta, la empresa dio un nuevo paso al inaugurar en 2017 una segunda planta, con una capacidad de 2.500 litros por segundo. Y a fines de 2019 completó un proyecto de extensión que aumentó su capacidad de producción de agua desalinizada a 3.800 litros por segundo. Hoy, Escondida | BHP se abastece de agua desalada y, en el caso de Spence | BHP, su concentradora también es abastecida con agua de mar. Así, en solo 15 años, la empresa ha invertido más de USD 4.000 millones en capacidad de desalación.
Para Graciela Bustamante, Manager Commercial Development de BHP, los procesos de desalación son fundamentales para la sostenibilidad y desarrollo de la minería, lo que asegura un recurso estratégico clave para la continuidad operacional y para habilitar el desarrollo de las operaciones mineras y su aporte al país.
“El consumo de agua de mar en minería permite desplazar el uso de agua continental, a través del acceso a una fuente de agua fresca que no compite con usos esenciales, tales como el consumo humano y la agricultura y conservando fuentes de agua continental y acuíferos”, señala.
La ejecutiva también plantea que las metas están alineadas con su compromiso de usar agua de mar de forma eficiente en todos sus procesos productivos.
“Estamos constantemente buscando mejoras en la producción de agua desalada, por ejemplo, aumentando el rendimiento de las plantas de osmosis inversa a través de diferentes procesos de optimización. Además, a través del uso de tecnologías de innovación, estamos buscando soluciones disruptivas capaces de aumentar la recuperación de agua, optimizando nuestra capacidad instalada”, concluye Graciela Bustamante.
Actualmente, la estrategia hídrica de la compañía está plasmada en su Water Stewardship Position Statement, que detalla la administración efectiva y responsable de los recursos hídricos.
¿Cuáles son las proyecciones en torno a este tema? La Política Nacional Minera 2050 estableció como prioridad que Chile lidere el modelo de economía circular a través de la reutilización de residuos y uso eficiente de los recursos, además de cumplir al 2040 con la meta de no superar el 5% de uso de agua continental de las aguas totales utilizadas.