El aumento de capacidad productiva de CBB Cales en la Región de Antofagasta, es uno de los principales objetivos del proyecto recientemente aprobado por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
En conversación con MINERÍA CHILENA, Ulises Poirrier, gerente del Área Cal de la compañía, da cuenta de la importancia de esta iniciativa, que considera una serie de medidas de mitigación ambiental, como de optimización operacional.
¿Qué factores del mercado minero impulsaron la decisión de ampliar la planta de Antofagasta y cómo esperan que esta inversión fortalezca la posición de CBB Cales en el sector?
Estamos muy confiados en que la minería seguirá impulsando nuevos proyectos, tanto de ampliación de operaciones existentes como de desarrollo de yacimientos nuevos, que en muchos casos pasan de óxido a sulfuro; donde la cal desempeña un insustituible en los procesos de flotación.
Asimismo, estamos incorporando hornos de última generación, más eficientes desde el punto de vista energético, lo que reduce significativamente la huella de carbono.
Del mismo modo, estos nuevos hornos funcionarán con gas natural, lo que también disminuye el consumo energético y, nuevamente, apalanca una reducción importante en la huella de carbono. De este modo, estamos transitando hacia un aumento de capacidad productiva, con hornos de última tecnología que permiten una menor huella ambiental. Lo anterior, sin duda, representa un upside para toda la industria minera del norte.
¿Qué medidas contempla el proyecto de ampliación para minimizar su impacto ambiental y responder a las crecientes exigencias de sostenibilidad en la minería?
Estos hornos no utilizarán combustibles sólidos, sino gaseosos, lo que significa un aporte importante en términos de huella de carbono y reducción de polución.
Además, existen diversos compromisos asumidos con la autoridad, relacionados con pavimentación, sistemas de filtrado y captación de material particulado. Así también, casi no utilizamos agua, y mantenemos bajo control el consumo, con especial atención a los acuíferos mediante monitoreo y gestión permanente.
Asimismo, hemos ubicado la planta en un sector que permite resguardar parte de la flora y fauna que podrían haberse visto afectadas de haberse elegido otra localización. Fue la mejor ubicación desde el punto de vista medioambiental, algo que valoramos mucho.
¿Qué nuevas tecnologías o mejoras en los procesos productivos incorporan a la ampliación de la planta?
Tradicionalmente, en Chile se han utilizado hornos rotatorios para calcinar las calizas, una tecnología que hoy está siendo reemplazada por hornos verticales.
En este caso, estamos implementando hornos verticales de doble cuba. Mientras una cámara se calienta, la otra calcina, lo que permite un uso más eficiente del calor.
En términos globales, entre un horno rotatorio y uno vertical puede haber hasta un 25% menos de consumo energético, lo que es muy relevante para la reducción de la huella de carbono.
¿Qué los motivó a solicitar la evaluación de impacto ambiental para la ampliación de la planta?
Nos sentimos parte de la minería, como un eslabón de su cadena de valor. La cal es una materia prima fundamental en el proceso de flotación de sulfuros de cobre; y en la fabricación de sales de litio, como carbonato o hidróxido de litio.
Además, estamos haciendo una inversión similar en Argentina, tanto para cobre como para litio, los dos metales que hoy lideran el crecimiento de la electromovilidad: el litio para las baterías y el cobre para el transporte de energía.
Por lo tanto, si la minería está creciendo en Chile y Argentina, nosotros no podíamos restarnos. Tenía poco sentido importar cal desde el extranjero, ya que eso solo incrementa la huella de carbono del producto. Lo lógico, en una cadena que busca descarbonizar, es fabricar localmente.
¿Cuáles fueron los principales retos que enfrentaron en la evaluación de impacto ambiental y de qué forma los abordaron?
Consultamos con las comunidades y participamos en un proceso con todas las autoridades competentes: medioambientales, de vialidad, salud, geología, entre otras. Cada institución planteó observaciones, reparos u objeciones, y fuimos consensuando soluciones concretas.
La autoridad cumplió con su rol, y nosotros también ofrecimos propuestas razonables. Llegamos a puntos de equilibrio que derivaron en la aprobación de la resolución ambiental para los dos hornos.
Hicimos concesiones significativas en inversión y en la localización de la planta. Creemos que lo más importante es que, al ser parte de una comunidad, todos estén conformes con lo que hace el “vecino”. Nosotros nos vemos así: como un vecino más.
Al final, logramos consensos y soluciones razonables para ambas partes. El resultado fue la calificación ambiental favorable.
¿Cuál es la proyección de CBB Cales para los próximos 10 años?
Somos optimistas: el primer horno debería estar en funcionamiento en los próximos dos o tres años. Esa es la primera etapa, que requiere permisos sectoriales, ingeniería y construcción.
Probablemente, entre en operación hacia 2027. En tanto, el segundo horno se proyecta para 2029, en línea con el desarrollo de nuevos proyectos mineros en la zona.
Fuente: MCH