La industria minera en Chile, especialmente en la producción de cobre y molibdeno, utiliza grandes cantidades de agua para sus procesos productivos. Se estima que se consumen entre 0,4 a 0,5 metros cúbicos de agua por tonelada de mineral procesado. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, estos valores han disminuido en los últimos años, permitiendo más control y recuperación del agua utilizada en la minería.
Leopoldo Gutiérrez, Subdirector del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM) de la Universidad de Concepción, explica que “alrededor del 75-80% del agua usada en la minería en Chile es recirculada desde los espesadores y tranques de relaves. Este avance ha sido posible gracias a la incorporación de tecnologías avanzadas que mejoran la recuperación de agua, como la etapa de espesamiento de relaves. La recirculación de agua ha sido clave para reducir el consumo de agua fresca en la industria”.
La minería requiere agua en sus procesos debido a la necesidad de trabajar con partículas minerales de tamaños muy pequeños, transportadas como pulpa mineral, una mezcla de mineral y agua. El transporte de estas partículas en seco no es viable debido a los impactos ambientales negativos, como la presencia de altos niveles de polvo en suspensión. Además, los procesos metalúrgicos en seco no son económicamente rentables a nivel industrial, “esto hace que la utilización de agua sea imprescindible para mantener la eficiencia y la viabilidad económica de la minería”, explica Leopoldo Gutiérrez.
Con la disminución progresiva de la calidad de los minerales, la industria minera chilena debe considerar fuentes alternativas de agua, como el agua de mar cruda o desalada, para seguir siendo competitiva a nivel mundial, por lo que Gutiérrez indica que “el uso de agua de mar será esencial para mantener la competitividad de Chile en la producción de cobre”.
La industria minera, con el fin de una gestión eficiente del agua, ya ha implementado acciones concretas para enfrentar las restricciones hídricas. A pesar de la complejidad de los minerales procesados y la baja calidad metalúrgica de las aguas utilizadas, los valores de make-up de agua fresca han disminuido significativamente. Gutiérrez subraya que, aunque se han logrado avances importantes, es necesario continuar invirtiendo en nuevas tecnologías y equipos más eficientes. “El desarrollo de nuevas tecnologías de sensores aplicados al proceso de flotación y espesamiento puede aumentar aún más la recirculación de agua en minería”, agrega.
En el contexto de la minería del litio, que se desarrolla principalmente en el norte de Chile, donde la sequía es más severa, Gutiérrez considera que no debería generar un estrés hídrico significativo en comparación con la minería del cobre. No obstante, resalta la necesidad de desarrollar tecnologías para la extracción directa de litio desde salmueras, evitando la evaporación solar de estas soluciones altamente concentradas.
La relación entre la producción de cobre y el consumo de agua en Chile plantea desafíos para la industria minera. Sin embargo, con la implementación de tecnologías avanzadas y prácticas sostenibles, el uso de agua se puede volver eficiente, garantizando así la viabilidad económica y ambiental de la minería en el futuro.
Fuente: Reporte Minero