¿Qué tienen en común un clavo oxidado, un anillo de plata deslustrado y una estatua de cobre de color verde menta? Todos son productos de un proceso químico conocido como corrosión.
Fuente: www.reporteminero.cl
La corrosión es una de esas palabras que a menudo asumimos como parte del desgaste normal de los objetos. Sin embargo, en la compleja industria aeroespacial, la corrosión representa un desafío gigante con costos que se elevan a miles de millones. Pero, ¿y si te dijera que la solución a este antiguo problema podría residir en las computadoras cuánticas?
¿Por qué es tan relevante la corrosión en la industria aeroespacial?
Los objetos metálicos, como las partes esenciales de un avión, son propensos a la corrosión cuando entran en contacto con la humedad. Estas interacciones, con el tiempo, pueden debilitar la integridad estructural del metal, lo que puede llevar a fallos catastróficos, especialmente en algo tan crucial como la aeronáutica.
Las finas capas de corrosión que se forman en la superficie de los aviones o helicópteros son una preocupación constante para las empresas aeroespaciales. Estas capas pueden formarse incluso con pequeñas fluctuaciones en la humedad del ambiente, haciendo de la lucha contra la corrosión una tarea continua.
La prometedora solución de Boeing e IBM Quantum
El gigante aeroespacial Boeing, en colaboración con IBM Quantum, está abordando este desafío de frente. Están utilizando computadoras cuánticas para simular y comprender mejor el proceso corrosivo. La combinación de expertos en corrosión y expertos en computación cuántica ha llevado al desarrollo de técnicas innovadoras que simulan un componente clave del proceso de corrosión: la reducción del agua.
Además, estos avances en computación cuántica están allanando el camino para la creación de nuevos materiales más resistentes a la corrosión. Estos materiales podrían revolucionar no solo la industria aeroespacial sino también otros sectores que luchan contra la corrosión.
Beneficios medioambientales: Una perspectiva más verde
Más allá de la obvia ventaja económica de reducir los costos asociados con la corrosión, hay un beneficio medioambiental significativo. Un material más duradero significa menos necesidad de reemplazo, lo que a su vez reduce la demanda de recursos naturales y disminuye las emisiones asociadas con la producción y el transporte.
Imagina la enorme reducción en la huella de carbono si los aviones requirieran menos piezas de repuesto y mantenimiento. Además, la menor producción de desechos y chatarra contribuye a un mundo más limpio y sostenible.