Fue un 7 de junio de 1995 que comenzó la actividad oficial de Minera Zaldívar, con el envío de su primera partida de cátodos hacia la ciudad de Kobe, Japón, alcanzando hoy una historia de 29 años de hitos y logros para una operación que se plantea como una gran familia minera.
Ubicada a 175 kilómetros de la capital regional, la compañía fue la primera empresa del país en firmar un contrato para operar con energía eléctrica proveniente de fuentes 100% renovables en 2018, lo que se concretó desde 2020. Ya en 2021 obtuvo el sello internacional The Copper Mark, certificación a la que se sometió voluntariamente para acreditar su producción cuprífera de acuerdo a los estándares de sustentabilidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Hoy cosecha una serie de logros en materia de inversión, empleo y desarrollo sustentable para la región y está tramitando un Estudio de Impacto Ambiental que podría extender sus operaciones hasta 2051, incluyendo el desarrollo de un suministro de agua de largo plazo, ya sea a través de un sistema de captación y transporte de agua de mar sin desalar o a través de una fuente de terceros autorizada que le permita dejar de utilizar aguas del acuífero Monturaqui-Negrillar-Tilopozo a partir de 2028.
“Son casi 30 años de historia que han marcado a miles de personas y familias de la región y del país, con un importante aporte no sólo en empleabilidad y desarrollo de capital humano, sino también en un proceso histórico de desarrollo económico. Hoy, nuestros desafíos son los de una nueva minería chilena de baja ley. Competitiva, innovadora y -muy especialmente- segura y respetuosa con el medio ambiente, sabiendo que tenemos un rol importante aportando el cobre como insumo clave para enfrentar el cambio climático a través de la electromovilidad”, explicó el gerente general, Leonardo González.
En 2023 Minera Zaldívar recibió uno de los Premios AIA en la categoría Desarrollo Industrial, por su proyecto Lixiviación Clorurada, que modificó la forma de operar su planta hidrometalúrgica, pasando de una lixiviación de minerales oxidados con ácido, hacia una lixiviación de minerales de sulfuros mixtos con cloruro de sodio y ácido sulfúrico, lo que se conecta también con el proyecto Cuprochlor-T que se está desarrollando para la lixiviación de Sulfuros Primarios.
Durante el año pasado, la compañía adjudicó 123 contratos y servicios por US$67 millones. De ese total US$ 26 millones corresponden a compra de productos y servicios a 54 proveedores regionales, aportando directamente a la economía local.
Hoy, casi 4.000 trabajadores dependen de Minera Zaldívar, de los cuales 900 corresponden a dotación propia, equivalente al 11% del total de Antofagasta Minerals. De ese total, un 15% corresponde a mujeres, mientras que un 46% reside en la región.
“Estos 11 años en los que he estado en Zaldívar han sido un crecimiento tanto personal como profesional. He conocido excelentes personas, que han contribuido a mi desarrollo y me han permitido generar aprendizaje y contribución a la compañía”, expresó el superintendente de Área Seca, Wilson Cereceda. Similar opinión sostiene la Ingeniero senior del Área de Proyectos, Dániza Weber. “Tuve la oportunidad de partir laboralmente en Zaldívar el año 2005, cuando vine a hacer mi práctica. Luego tomé otros desafíos y desde 2020 regresé y estoy muy contenta de ser parte del Grupo, y para mí Zaldívar es oportunidad, es inicio, crecimiento”.
En términos de empleabilidad y desarrollo de capital humano, además de los puestos de trabajo que implican su operación, a través de sus programas de Aprendices, el año pasado se formaron e ingresaron 22 personas a la compañía, 12 de ellas mujeres y muchos de ellos pertenecientes a las comunidades del sur de San Pedro de Atacama.
Educación y cultura
Leonardo González detalló que la compañía se relaciona de manera directa con universidades e institutos superiores, siendo parte además del Programa de Becas para Comunidades de Antofagasta Minerals, que este año benefició a 31 estudiantes de las localidades atacameña de Peine, Camar y Socaire. La instancia cubre carreras universitarias, técnicas y en modalidad digital, considerando gastos académicos, de traslado y materiales, además de tutorías y apoyo psicosocial.
Fue ese mismo espíritu el que impulsó a la operación a desarrollar el proyecto ‘Hablemos en Ckunsa’, orientado a visibilizar los esfuerzos de la comunidad educativa de Peine para recuperar el patrimonio y el idioma nativo del pueblo Lickanantay, quedando plasmado en un mural y un documental, los cuales fueron expuestos en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) de Santiago.
Especial relevancia tuvo la reconstrucción de la Iglesia de Camar, que incluyó la ampliación de la nave principal y un nuevo campanario a un costado de la iglesia, además de la remodelación de la plaza cívica y de la adquisición de equipamientos, accesorios y ornamentos litúrgicos.
Hoy la operación desarrolla una serie de iniciativas para la recuperación de recursos de neumáticos, ánodos de plomo, placas de cátodos y fibra de ropa, entre otros materiales, enmarcadas en la Estrategia de Economía Circular de Antofagasta Minerals, con el objetivo de hacer cada día más sostenibles sus procesos y seguir desarrollando minería para un futuro mejor.
Fuente: Reporte Minero