Enfrentamos un escenario que pone por delante la urgente necesidad de repuntar las inversiones y concretar los proyectos actualmente estancados, principalmente por la excesiva tramitación de permisos. Hablamos de la llamada “permisología”, tema de debate permanente durante el último año.
Tan alto ha escalado la discusión que hasta el propio Departamento de Estado de Estados Unidos criticó este tema recientemente, señalando que “los procesos de obtención de permisos en Chile son largos e impredecibles, especialmente en casos políticamente delicados”.
Solucionar este asunto es urgente, especialmente para la industria minera, la principal de nuestro país. Algunos inversionistas extranjeros, de hecho, ya tienen puesta su mirada en lo que está ocurriendo en países como Argentina y Perú, que han adoptado medidas a favor de la minería y están promoviendo la puesta en marcha de grandes proyectos.
Frente a ello, si bien existe una evaluación positiva de las reformas presentadas por el Ejecutivo en enero de este año, las cuales buscan agilizar la tramitación de permisos en nuestro país, también se ha cuestionado que – con respecto a los grandes proyectos – el tiempo de tramitación toma años, por lo que reducir un 30% los plazos tal como lo plantea la iniciativa de Gobierno, puede no ser una diferencia muy sustancial.
Algunos analistas han planteado el temor de que, en caso de no llegar a buen puerto estas reformas, se materialice una señal muy negativa tanto para el mercado como para la inversión extranjera y que, incluso, la producción de cobre podría llegar a disminuir a largo plazo. Otros especialistas han señalado que la reducción de plazos es factible en la medida en que la institucionalidad ambiental funcione a cabalidad, lo que no estaría ocurriendo actualmente.
¿Por qué hacemos estos planteamientos? Porque es necesario que este debate no pierda fuerza y, al contrario, que las reformas se concreten con eficacia y eficiencia y podamos recuperar las inversiones. Antofagasta está expectante, como capital de la minería nacional.
Estamos ante un momento único. Diversas proyecciones señalan que la demanda de minerales, como el cobre, se duplicará al 2050 y como país debemos estar preparados para proveer estos recursos y así apoyar los procesos de transición energética y descarbonización a nivel mundial. Debemos ser competitivos y materializar los proyectos en tiempo y forma antes que otros países nos lleven la delantera. Desde la AIA y la Región de Antofagasta seguiremos atentos y proactivos ante este tema tan gravitante para el país.