Visita presidencial y permisología

Llevamos meses en esta tribuna planteando nuestras preocupaciones sobre la permisología y las propuestas que se están debatiendo para enfrentar este problema. Proactivamente, hemos transmitido nuestro apoyo a las reformas que se discuten en el Congreso, así como también hemos advertido los riesgos de que las iniciativas presentadas por el Ejecutivo no permitan concretar una mejora sustantiva en las aprobaciones de inversiones y proyectos que ayuden a reactivar nuestra economía.

En los mismos días en que el proyecto de ley de permisos sectoriales no-ambientales fue despachado de la Cámara al Senado para su siguiente tramitación, recibimos un balde de agua fría: la suspensión del proyecto Central de Bombeo Paposo de Colbún, que fue rechazado por el Servicio de Evaluación Ambiental regional, pese a que se trataba de una iniciativa de energías renovables, que contaba con una importante inversión de US$1.400 millones. 

La crítica se ha centrado en los criterios utilizados por los evaluadores, así como en la falta de certeza sobre la información que corresponde o no en un estudio de impacto ambiental (hay especialistas que han analizado que este mismo proyecto podría haber sido aprobado por un SEA de otra región).

Es cierto que rápidamente fue removido el director regional del SEA por la dirección nacional del Servicio, y que autoridades del más alto nivel han salido a poner paños fríos, como el ministro de Hacienda, Mario Marcel, o de Economía, Nicolás Grau. Asimismo, apreciamos muy especialmente la visita esta semana a nuestra región del Presidente de la República quien, entre otras actividades, encabezó el Gabinete Pro Crecimiento y Empleo (acompañado de ministros del área económica) para promover la colaboración público-privada e impulsar el crecimiento.

Si bien valoramos ambos hechos, ya que constituyen señales políticas que nos permiten mantenernos expectantes, con respeto, debemos reiterar que el daño provocado por el caso Colbún ha sido importante para nuestra región y para Chile. Y, sobre todo, inesperado, porque transversalmente todos creíamos que las aguas avanzaban en una dirección más favorable para las inversiones sustentables en nuestro país. 

“Yo estoy convencido de que Chile puede más”, nos dijo el Presidente Boric esta semana en Mejillones. Estamos de acuerdo con él. Pero también sostenemos que debemos hacer más para pasar de las palabras a las acciones concretas y desde ya abogamos para que se implementen las medidas que permitan revertir la suspensión de este proyecto y entreguen certeza a otros inversionistas para futuras iniciativas que logren ser un aporte para el crecimiento y desarrollo de nuestro país.

Por Marko Razmilic, presidente de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA).