En los grandes proyectos, especialmente de industrias como la minería o la energía, el concepto de Licencia Social para Operar, LSO, ha sido durante años un eje estratégico. Impulsado en los años 90, buscaba asegurar que las comunidades aceptaran las operaciones sobre sus territorios, en función de la confianza, el respeto y los beneficios que reportan. No obstante, corre riesgo de transformarse en un punto ciego: una condición deseable pero difícil de definir, medir o sostener.
Desde nuestra experiencia trabajando con grandes proyectos en Canadá, Australia y Chile, vemos que la LSO ya no es suficiente ya que presenta ambigüedad en su definición, escasa gobernanza interna, riesgo de convertirse en un ejercicio comunicacional con poca consistencia y, sobre todo, poca capacidad de anticipar los verdaderos desafíos de legitimidad.
Por lo anterior, hoy hablamos de Desempeño Social como un nuevo enfoque: más estructurado, más exigente y eficaz. Ya no basta con “pedir permiso”, ahora se trata de construir relaciones de largo plazo, sobre la base de la coherencia interna de la organización, la medición de impactos, y la participación efectiva de las comunidades. El Desempeño Social promueve la integración temprana de los aspectos sociales en el diseño de un proyecto, desde el lenguaje técnico y operativo que manejan ingenieros y gerencias, hasta las prácticas cotidianas en terreno. Requiere liderazgo interno, políticas claras, métricas y cultura organizacional y, sobre todo, una gobernanza robusta/sólida. Hoy contamos con experiencias y buenas herramientas para llevar esto a cabo, tales como la matriz de madurez social del International Council on Mining and Metals (ICMM).
Este mes en el que se conmemora el Día Nacional de los Pueblos Originarios en nuestro país, es un buen momento para reflexionar sobre lo que realmente significa operar en territorios con historia, identidad y espiritualidad propia. Reconocer no es solo declarar: es adaptar proyectos al contexto local, es actuar con cuidado y visión compartida.
Evidencia pública de hechos graves involuntarios, ocurridos en países líderes en los últimos cinco años, nos permiten tomar conciencia de la relevancia y de lo sensible que es el aspecto social en un proyecto. Pese a toda la tecnología disponible, si no hay una gobernanza interna sólida y conectada con este aspecto social, la ausencia del desempeño social puede terminar en la pérdida de esta Licencia para Operar.
Chile tiene una oportunidad histórica. Con una industria minera madura y una proyección internacional clave en cobre y litio. Estamos llamados a hacer las cosas bien. Y eso parte por diseñar proyectos que no solo respondan a la eficiencia técnica o ambiental, sino también a los valores y expectativas de las comunidades anfitrionas.
Ricardo Délano
Líder Sustentabilidad WSP en Chile y Argentina
Carla Martínez
Líder Social de WSP en Australia